
LA INCLUSIÓN DE LA TECNOLOGIA EN NUESTROS HOGARES
Otro punto importantísimo que Senior nos recuerda en su libro es:
¿Cómo debe ser nuestra relación con la tecnología, o más bien qué lugar debe ocupar la tecnología en nuestra iglesia doméstica?
Sobre este punto particular Senior insiste a lo largo de toda su obra que el mundo de la tecnología es el reinado de los medios, cuya opulencia obnubila y oscurece el reino de los fines.
Por otro lado este exceso de medios tecnológicos está directamente relacionado con el malestar del hombre contemporáneo o con el surgimiento de una sociedad depresiva, como bien lo expresa el sacerdote y psicólogo francés Tony Anatrella [1].
¿Y en qué sentido este exceso de medios puede obnubilar en nosotros la presencia del Logos y del sentido?
Nosotros diríamos que la respuesta es un problema energético, pues como bien afirma la Filósofa Judía Edith Stein:
‘La vida espiritual de la persona está incluida en un conjunto de sentidos, que es, a su vez, un conjunto de vigencias: cada sentido comprendido exige una actitud correspondiente, y tiene a su vez la fuerza que mueve a actuar en conformidad’[2]
Vale decir todas nuestras inclinaciones espirituales y afectivas encuentran la energía para su acción en la atracción que ejercen sobre ella el objeto y el fin de dichas tendencias.
Un exceso de medios actúa en detrimento de esta energía tendencial, por la cual, el hombre es movido (utilizo la voz pasiva para remarcar que dicha motivación no adviene a la voluntad desde sí, a la manera de un imperativo categórico, sino que ella la encuentra fuera de sí, en la presencia de sentidos que surcan su mundo interior y exterior).
La pérdida de los fines es también la perdida de este potencial energético, en este sentido el exceso de tecnología en nuestra vida diaria hace que esa tendencia espontánea hacia el fin se disperse, se distraiga en multiplicidad de objetos que son fines relativos, haciendo que el hombre desgaste su energía en estímulos que no lo satisfacen y lo van vaciando interiormente.
En otras palabras el hombre derrama su energía vital en infinidad de medios que no son fines absolutos y por lo tanto la voluntad no puede encontrar en ellos la fuente de su alimento ni de su fuerza motivacional.
Por eso la frustración, la depresión, la ansiedad y la angustia son muchas veces la contracara de la opulencia de los medios tecnológicos en nuestra vida.
Senior es taxativo con el uso de la tecnología, debemos evitarla en grado sumo.
Además ésta tiene un componente sumamente adictivo para nuestros hijos, provocándoles una merma en el desarrollo cerebral.
Escuchemos al respecto lo que Senior mismo nos dice sobre la televisión:
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La televisión es mala, por tanto, intrínsecamente, como también lo es extrínsecamente. Todo pasa por el filtro laicista de los que tienen el poder[3].
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Se dice que la televisión no es buena ni mala. Que es un instrumento como podría ser un revolver, su moralidad depende del uso que se le de... La televisión no es mala solamente por accidente, es mala de modo general y determinante[4].
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Por eso, en primer lugar, no seríamos serios en nuestra intención de restaurar la Iglesia y la Ciudad sino tenemos el sentido común de destruir nuestro aparato de televisión[5].
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La televisión posee dos efectos su radical pasividad, física e imaginativa, y la distorsión de la realidad[6].
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Destruyan vuestro aparato de televisión… y con el tiempo y el dinero que ahorren compren un piano, y restauren en nuestros hogares el gusto por la música, la música cristiana corriente, ordinaria, que, en su mayoría, es fácil de ejecutar[7].
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Los aparatos electrónicos no son malos solamente en cuanto se apartan del fin, sino también en cuanto los medios mismos que son destructivos de la imaginación y de la sensibilidad, como es el caso de la televisión[8].
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Deshagámonos de todos estos aparatos mecánicos y electrónicos y restauremos en nuestros hogares la música y la literatura real, viva, simple, cristiana, doméstica…[9].
Sabemos que hoy en día es muy difícil pensar en desterrar las computadoras y los celulares de nuestros hogares. Pero si creo que debemos reducir su uso a su mínima expresión, sobretodo con los niños y adolescentes.
Si puedo tener una enciclopedia o libros en casa es mejor que recurrir al buscador de Google, si en vez de ver un video sobre experimentos puedo hacerlos yo mismo con mis hijos en casa todos seguramente lo disfrutaremos más, o si en vez de mirar un concierto por Youtube intento tocar algún instrumento con mis hijos y quizás hasta formar una pequeña banda musical seríamos protagonistas y no meros espectadores pasivos.
Y con respecto a las noticias, no necesitamos saber tantos detalles diarios de lo que pasa en el mundo, las cartas están echadas, cambian las circunstancias, pero en definitiva es siempre la misma lucha entre el poder de las tinieblas y el reino de la luz, o más bien entre la ley del pecado que reina en mí y el hombre nuevo espiritual renacido de la Gracia que Dios ha predestinado que sea.
En las siguientes entradas seguiremos desarrollando otros aspectos valiosos de la doctrina de John Senior.
Equipo de Terapia Católica
[1] Tony Anatrella, Contra la sociedad depresiva, Editorial Sal Terrae, 1994, España.
[2] Stein E., Endliches und ewiges Sein, Editorial Nauwelaerts Herder, 1950, p. 403
[3] John Senior, La restauracion de la cultura cristiana, Editorial vortice, p. 40
[4] John Senior, La restauracion de la cultura cristiana, Editorial vortice, p. 40
[5] John Senior, La restauracion de la cultura cristiana, Editorial vortice, p. 40
[6] John Senior, La restauracion de la cultura cristiana, Editorial vortice, p. 40
[7] John Senior, La restauracion de la cultura cristiana, Editorial vortice, p. 39
[8] John Senior, La restauracion de la cultura cristiana, Editorial vortice, p. 42
[9] John Senior, La restauracion de la cultura cristiana, Editorial vortice, p. 42